Hoy se celebra mundialmente el Día de las Bibliotecas. Adjuntamos el Pregón que ha escrito para este año el autor Gonzalo Moure.
PREGÓN DÍA DE LAS BIBLIOTECAS ESCOLARES 2018-10-24
Vengo del desierto del Sáhara, de
inaugurar una biblioteca. Está en Dajla, el más alejado, el más
olvidado de los cinco campamentos de refugiados saharauis. Es la
cuarta biblioteca que construimos, y es preciosa. En el centro hemos
plantado árboles, para que los niños y los jóvenes del Sáhara
puedan experimentar el gozo de sentarse a su sombra a leer un libro.
No queremos que esa biblioteca sea ningún “templo de silencio”,
sino más bien un espacio para del sonido, para el ruido. Una
biblioteca que ya es el lugar más hermoso del campamento. Un espacio
para desear ir a buscar lectura, pero también amistad, sueños
compartidos. Incluso amor. Un lugar en el que enamorarse mirando unos
ojos por encima de un libro. Porque al fin y al cabo, la biblioteca
es el lugar en el que se descubre al otro, de papel o de carne.
En una película inolvidable, la
mejor película de ciencia ficción de la historia, 2001, una odisea
del espacio, aparece un monolito cada vez que el hombre se dispone a
dar un salto cualitativo. Kubrick, su director, debería haber puesto
un libro en su lugar. Porque han sido los libros los que han marcado
el ritmo de los cambios del ser humano. Porque el libro es el
laboratorio del hombre, el lugar en el que se experimenta con
emociones, descubrimientos, utopías, apuestas. Somos lo que somos
porque hemos pensado y escrito sobre cómo ser y sobre cómo no ser.
Y seremos lo que pensemos, lo que piensen y escriban las próximas
generaciones.
Así que una biblioteca no es solo un
lugar en el que invitar a leer, sino también, o por eso, un lugar en
el que invitar a escribir. Las bibliotecas del siglo XXI son, pueden
ser, tienen que ser el semillero de nuevas novelas, nuevos monolitos,
mojones de nuestro futuro. Si el siglo XX fue sin duda el siglo de la
lectura, el siglo XXI puede llegar a ser el siglo de la escritura, ya
lo está siendo.
Por todo eso construimos bibliotecas
en los campamentos del desierto. Porque no son solo para los
saharauis. Las paga nuestra sociedad civil, mediante socios adultos,
y mediante actividades solidarias en colegios, institutos y
bibliotecas. Y los alumnos y lectores que las sufragan se hacen
conscientes de lo extraordinario que es tener una biblioteca,
aprenden a valorar la suya, a defenderla. Cada biblioteca del
desierto tiene detrás a miles de niños, jóvenes y adultos que la
han hecho posible con su pequeño esfuerzo. Sumando. Cada lector
saharaui tiene a su lado a miles de lectores, más conscientes de la
importancia de una biblioteca, porque con su trabajo se ha construido
una, en un clima y un lugar tan hostil.
Piensa en tu biblioteca. Hubo un día
en el que esa biblioteca no existía. Alguien la soñó, luchó por
ella, la llenó de libros y también de sueños. Hazte del equipo de
ese alguien que la hizo posible, lucha por un mundo en el que no haya
un ser humano que no tenga cerca una biblioteca, o un amoroso
bibliobús. Que no haya un solo niño, joven o adulto, que no roce la
mano de una bibliotecaria que le aconseje, que le oriente en el
laberinto. Que es lo mismo que decir que no haya un solo ser humano
conectado a lo que fue, lo que es y lo que será.
En tu mano hay millones de manos,
estrechando la tuya, acompañándote en el camino. Tiernas o
callosas, pequeñas o grandes. En el libro que te espera en la
mesilla de noche o junto al sofá, hay millones de libros. Ingenuos o
complejos, humildes o lujosos. Pero todo preciosos. Conectados todos
por un invisible hilo de plata que une mano con mano, estantería con
estantería, un hilo inacabable y luminoso. Inacabable, y así sea.
Hoy es el Día de la Biblioteca, que es lo mismo que decir El día de
la Luz.
Feliz día, feliz siglo.