Estos alarmantes datos marcan un problema
presente y futuro, porque niños y niñas criados con exceso de peso
están expuestos a un mayor riesgo de padecerlo en la edad adulta.
Además, la obesidad infantil y juvenil es precursora de graves
enfermedades que cada vez aparecen a edades más tempranas (hipertensión,
colesterol, diabetes…).
Otro dato preocupante es que muchos
menores con sobrepeso u obesidad presentan serios problemas de
desnutrición, sobre todo en familias con escasos recursos. Consumen
muchas calorías vacías, sin nutrientes, lo que les hace engordar, pero
presentan serias carencias nutricionales.
Propuestas para centros
Respecto a la alimentación saludable, es
importante seguir las recomendaciones de la OMS, las autoridades
sanitarias y los nutricionistas, y no prestar atención a la publicidad
de la industria alimentaria que no nos alimenta y deteriora nuestra
salud.
Desde CCOO abogamos porque se revisen
profundamente las concesiones de los comedores escolares y las
cafeterías de los centros educativos. Sería conveniente que se siguieran
criterios de salud nutricional y calidad en lugar de los meramente
económicos.
Una primera medida sería impedir y evitar concesiones de comedor a servicios de catering,
apostando por la elaboración de la comida en los propios centros, que
primara la compra de productos de cercanía, frescos y de calidad.
También es necesario que en la elaboración de los menús infantiles se
sigan las recomendaciones de la OMS y del plato Harvard, alternativa a
la pirámide nutricional.
El plato Harvard
Apostamos por este modelo por haber sido
creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de
Harvard con el objetivo de servir de “guía para crear comidas saludables
y equilibradas”.
El 50% del plato y de nuestra ingesta
deben ser verduras y frutas, preferentemente frescas. Los zumos, incluso
los naturales, no más de un vaso al día: la fruta, mejor entera.
Los granos integrales (pan y pasta
integrales, arroz integral, avena…) deberían suponer un 25% de nuestra
alimentación, sacian más y aportan una gran cantidad de nutrientes; la
pirámide no distingue entre cereales integrales y refinados, siendo
estos últimos favorecedores de la obesidad y la diabetes, calorías
vacías carentes de nutrientes. El azúcar hay que suprimirlo. En nuestro
plato no aparece la bollería industrial.
La proteína saludable ocupa el otro 25%
del plato, de origen animal (pescados azules y pequeños no procedentes
de acuicultura y aves de corral) otra opción es la incorporación de
proteínas de origen vegetal (legumbres de todo tipo y frutos secos como
nueces, almendras, pistachos…). La pirámide no cuestiona apenas las
carnes procesadas, que en los comedores escolares no deberían aparecer
en el menú escolar.