Interesante reflexión expuesta en la revista digital del Centro del Profesorado de Málaga, CEP.
El alumnado digital
Según un estudio reciente, pasar más de tres horas diarias frente a una pantalla lleva al fracaso escolar a tres de cada diez alumnos.
Podría parecer que la solución es reducir el tiempo de exposición al PC, tableta, móvil... Sin embargo, las pantallas proporcionan a niños y jóvenes estímulos mucho más atractivos que ningún otro soporte. No es extraño que prefieran jugar en red a jugar en la calle. Quizá no puedas entenderlo (yo tampoco). Eso es porque tú y yo somos «analógicos» o, en el mejor de los casos, «inmigrantes digitales». Los alumnos de hoy son «nativos digitales». Alan Kay sostiene que «algo solo es tecnología si fue inventado después de que nacieras». Dicho de otro modo, lo que nosotros consideramos TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) para ellos son canales naturales de ocio, relación... son una parte de su vida, ¿cómo renunciar a eso?, es más, ¿será positivo hacerlo?
Para acercarnos a una solución más constructiva partiremos de un ejemplo «analógico». Imagina que pasas tres horas diarias frente al televisor, ¿puedes sacar algo bueno de esa actividad? La respuesta dependerá del programa que veas. Si es corazón, aprenderás poco. Si ves documentales... Por suerte puedes variar el contenido porque hay una gran oferta de canales. El estudio demuestra que muchos de nuestros alumnos únicamente consumen el equivalente televisivo a Sálvame.
El gran reto de la educación es mostrar, y demostrar, que existen «canales» alternativos. Las pantallas no son un enemigo del educador, al contrario, podrían convertirse en su mejor aliado. En este sentido no ayuda usarlas en clase exclusivamente para colgar apuntes o poner exámenes. El desarrollo de una verdadera competencia digital requiere un cambio metodológico. Acciones como indagar, experimentar, colaborar, compartir, crear contenidos... son inherentes a filosofía de los recursos del espectro virtual. La pregunta que debemos hacernos es si también forman parte de nuestra intervención didáctica. Llevarlas al aula es clave para que el alumnado amplíe la consideración que tiene sobre las TIC a una dimensión que vaya más allá del mero entretenimiento.
El alumnado digital
Según un estudio reciente, pasar más de tres horas diarias frente a una pantalla lleva al fracaso escolar a tres de cada diez alumnos.
Podría parecer que la solución es reducir el tiempo de exposición al PC, tableta, móvil... Sin embargo, las pantallas proporcionan a niños y jóvenes estímulos mucho más atractivos que ningún otro soporte. No es extraño que prefieran jugar en red a jugar en la calle. Quizá no puedas entenderlo (yo tampoco). Eso es porque tú y yo somos «analógicos» o, en el mejor de los casos, «inmigrantes digitales». Los alumnos de hoy son «nativos digitales». Alan Kay sostiene que «algo solo es tecnología si fue inventado después de que nacieras». Dicho de otro modo, lo que nosotros consideramos TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) para ellos son canales naturales de ocio, relación... son una parte de su vida, ¿cómo renunciar a eso?, es más, ¿será positivo hacerlo?
Para acercarnos a una solución más constructiva partiremos de un ejemplo «analógico». Imagina que pasas tres horas diarias frente al televisor, ¿puedes sacar algo bueno de esa actividad? La respuesta dependerá del programa que veas. Si es corazón, aprenderás poco. Si ves documentales... Por suerte puedes variar el contenido porque hay una gran oferta de canales. El estudio demuestra que muchos de nuestros alumnos únicamente consumen el equivalente televisivo a Sálvame.
El gran reto de la educación es mostrar, y demostrar, que existen «canales» alternativos. Las pantallas no son un enemigo del educador, al contrario, podrían convertirse en su mejor aliado. En este sentido no ayuda usarlas en clase exclusivamente para colgar apuntes o poner exámenes. El desarrollo de una verdadera competencia digital requiere un cambio metodológico. Acciones como indagar, experimentar, colaborar, compartir, crear contenidos... son inherentes a filosofía de los recursos del espectro virtual. La pregunta que debemos hacernos es si también forman parte de nuestra intervención didáctica. Llevarlas al aula es clave para que el alumnado amplíe la consideración que tiene sobre las TIC a una dimensión que vaya más allá del mero entretenimiento.
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